Aunque hoy en día las pirámides de Egipto se presenten como edificios exentos, en su momento contaban con muros que delimitaban un recinto sagrado. A los pies de la pirámide, en el lado oriental había un altar, y en el occidental se levantaba un templo funerario. En el centro ceremonial del complejo del templo se alzaba la estatua del Ka que encarnaba el espíritu viviente del faraón. Esta estatua recibía atenciones y era alimentada con comida y bebida. Aunque la estatua del Ka solía estar cerca del altar, otras veces se alzaba en el templo funerario. Si algo malo le sucediera a la estatua del Ka, el espíritu del muerto jamás podría entrar en el reino de los cielos.
El templo funerario estaba conectado con el llamado Templo del Valle, situado a orillas del Nilo. El cadáver del faraón llegaba por vía fluvial en una barcaza funeraria. Una vez preparado el cuerpo adecuadamente, se procedía a arrastrar el ataúd calzada arriba (la misma que en su día había servido para acarrear las piedras desde el río) hacia el templo funerario, donde se desarrollaban los ritos fúnebres que incluían plegarias diarias, sortilegios y ofrendas. La momia, que para entonces ya estaba encerrada en su ataúd y atendida por un nutrido cortejo funerario, se introducía en el corazón de la pirámide y era colocada en el sarcófago de piedra construido en el interior de la cámara funeraria de la pirámide. Una vez que el faraón y los canopes que contenían sus vísceras, junto a un variado surtido de objetos y pertenencias personales, eran dispuestos en la cámara funeraria, y una vez finalizada la ceremonia de las ofrendas, el cortejo fúnebre abandonaba la pirámide y se sellaba la entrada de manera tal que el último sillar de cierre no se distinguiera del resto de los miles de sillares.
En el centro cosmológico de este sistema de creencias se encontraba el dios del Sol, Ra, supremo creador de todas las cosas. Según algunas leyendas, Ra se creó a sí mismo a partir de un montículo que emergía del océano primigenio, y era él quien legitimaba la divinidad del faraón. El hijo de Snefru, Khufu (Keops) se identificó a sí mismo en su pirámide con el dios Sol, hasta el punto que sus sucesores se referirían a sí mismos con el nuevo título real de Hijo de Ra.
El único templo del valle que se conserva en Giza es el asociado a la pirámide de Kefrén, el siguiente conjunto de pirámide construido después del de Keops. El templo funerario de Kefrén consistía en una intrincada, aunque fundamentalmente simétrica, combinación de galerías y patios, en cuyo centro se organizaba un patio monumental con doce estatuas colosales dispuestas en nichos en su perímetro. Detrás del patio había una hilera de cinco capillas que contenían las barcazas sagradas que habían transportado el sarcófago y otros objetos hasta el templo desde Menfis. Los pilares cuadrados lisos sostenían dinteles de granito rojo que, por su severa sencillez, dan fe de la confianza suprema del arquitecto.
Cuando los ingenieros emprendieron la construcción de la Gran Pirámide de Keops, decidieron no correr riesgos y cimentar sobre una base de roca maciza en la loma que domina Giza. Estaba orientada hacia el norte geográfico de un modo tan preciso que se ha debatido hasta la saciedad la cuestión de cómo alcanzaban los egipcios tamaña precisión. Seis millones de toneladas de sillares macizos (2.300.000 piedras) se apoyan sobre ese cimiento rocoso. El núcleo está formado fundamentalmente por piedra caliza amarilla extraída de las inmediaciones, mientras que el revestimiento es de piedra caliza de un blanco inmaculado, extraída de las canteras de Tura y Masara, en la orilla este del Nilo, a las afueras de El Cairo. El revestimiento exterior estaba aparejado con tal precisión que los faldones de la pirámide se veían como láminas lisas refulgiendo al sol. Por razones aún desconocidas, los arquitectos no proyectaron una auténtica pirámide de lados planos, sino que, en su lugar, consiste en una figura de ocho lados, con las caras ligeramente cóncavas, una desviación tal sutil que pasó desapercibida hasta 1940.
No hay duda de que los egipcios eran los matemáticos más eminentes de su época, pero la cuestión de qué sistema matemático y astronómico utilizaron en el proyecto sigue sujeta a enconados debates. Además, se desconocen las medidas exteriores de la pirámide, ya que la superficie de revestimiento de la misma ha sido retirada a lo largo de los años. Sin embargo, la mayor parte de los expertos admite que las aristas de la pirámide medían unos 440 codos reales egipcios (252 m) y que la altura era de unos 280 codos reales (160 m). Las caras de la pirámide cortan al plano del suelo según un ángulo algo menor de 51, 5º. Ello significa que la altura del triángulo que forman las caras es ϕ (la sección áurea, es decir: 1,61803399) y que la altura del vértice de la pirámide es √ϕ. Se cree que los ángulos de los pasajes interiores, así como la ubicación de las diversas cámaras, también fueron definidos matemáticamente. Asimismo, hay indicios sólidos para afirmar que la disposición en planta de las tres pirámides de Egipto no es casual, sino que también obedece a un plan geométrico unificado.
La cámara mortuoria de granito situada a nivel superior se encuentra aislada en el interior de la pirámide; cinco “pirámides superiores” con vigas de granito y pesos de hasta cuarenta toneladas cada una, alivian la presión que, de otro modo, gravitaría sobre la cámara real. La cámara más alta tiene un techo formado por dos grandes bloques de piedra caliza en forma de cubierta a dos aguas. Desde el centro de los muros sur y norte de la cámara funeraria, unos estrechos corredores simulados apuntan a los cielos meridional y septentrional, para proporcionar una ruta directa al alma del difunto. Según la tradición, el corredor norte permitía la entrada simbólica regeneradora del viento del norte hasta el cuerpo del faraón.
El cuarto de debajo de la cámara funeraria se construyó para albergar la estatua del Ka de Khufu (Keops). Aunque la estatua se ha perdido, los antiguos relatos la describían como la figura de un hombre de piedra verde de pie en el interior del nicho. Este cuarto fue erróneamente llamado por los primeros exploradores cámara de la reina, aunque no pudo haber servido como tumba, pues carecía de sarcófago de piedra y no estaba sellado por un rastrillo (tapón de piedra). Un aspecto singular de la pirámide es la cámara subterránea tallada en el lecho de roca maciza, pero, a diferencia de la precisión de la estructura superior, ésta tiene un aspecto tosco y desordenado. Aunque estaba claramente destinada al culto, se desconoce su finalidad exacta.
El templo funerario de la pirámide consistía en un patio de unos 53 × 40 metros, rodeado de una columnata de cincuenta columnas cuadradas de granito. Al oeste, cerca de la pirámide, había dos amplios vestíbulos, situados a derecha e izquierda del santuario. Las columnas eran de granito rosa, los muros de caliza blanca y el suelo de basalto negro.
Generalidades de las pirámides de Egipto
- Las pirámides de Egipto son la expresión más grandiosa del culto a los muertos.
- Son el desarrollo monumental de la mastaba.
- Hubo un paso lento de la forma piramidal truncada a la pirámide completa.
- Los lados de las pirámides de Egipto son escalonados; poco a poco estos escalones se van empequeñeciendo y terminan por desaparecer, dando paso a la forma geométrica perfecta.
- La altura de las pirámides de Egipto es igual al radio de una circunferencia cuyo perímetro es igual al de su base cuadrada
Partes de la pirámide de Egipto
- Cámara del sarcófago. Más o menos en el centro. Aquí reposaba el doble (Ka) del extinto faraón (o representación).
- Cámara de la reina. Se comunica con la anterior por un pasillo rampante.
- Entrada verdadera. Bajo el nivel del suelo. Estaba cegada y oculta bajo el revestimiento de granito y en ocasiones de mármol.
- Pasillos de ventilación. Atraviesan la masa de la pirámide y desembocan al exterior.
- Departamentos funerarios. Guardaban alimentos, utensilios y armas del difunto.
- Cámara de la momia. Subterránea, muy por debajo de la planta de la pirámide. Suele estar precedida de la cámara del tesoro.
- Cámara del tesoro real.
- Pozo. Solía contener agua para las ceremonias. Además, existe toda una teoría de entradas y salidas, corredores, pasadizos y cámaras vacías