La mastaba era una tumba rectangular encontrada en el antiguo Egipto, donde fueron enterrados faraones o nobles. Tenía un techo plano, paredes inclinadas, cuya longitud era aproximadamente cuatro veces su anchura y una cámara funeraria subterránea. Era el tipo de edificio que precedió y preparó la construcción de las verdaderas pirámides. Fue construido de piedra (piedra caliza) o ladrillo (arcilla). Las mastabas tenían cámaras funerarias excavadas debajo de su base.
Se empezaron a construir desde la I Dinastía (alrededor del 3100 a.C.) y fue el género de edificio que precedió y preparó las pirámides. Cuando éstas comenzaron a ser construidas, más exigentes desde el punto de vista técnico y económico, la mastaba siguió siendo su más simple alternativa.
Eran construidas con ladrillo producido a base de arcilla y paja y expuesto al sol del desierto (ladrillo cocido) de barro y/o piedra (generalmente piedra caliza) tallada con una ligera inclinación hacia el interior, lo que va al encuentro de la etimología de la palabra. Etimológicamente, la palabra viene del árabe maabba = banco de piedra, quizás con origen persa o griego. Efectivamente, desde lejos, estos edificios se asemejan a bancos de barro, tierra o piedra.
Estructura,funcionalidades y parte de la mastaba
Una de las puertas de la mastaba conectaba con una especie de capilla funeraria o templo de dimensiones más pequeñas. Las paredes de esta capilla, paralelas a las de las paredes exteriores, están revestidas, en el interior, de pinturas murales. En la pared frente a la puerta de la capilla se simula otra puerta, ficticia, simbolizando la conexión al Reino de los muertos. La simbología se mezcla con la creencia de que puede facilitar el regreso del muerto al Reino de los vivos.
Las mastabas tenían cámaras funerarias, a menudo excavadas justo debajo de la base de la mastaba, llamando a la entrada. Generalmente, hay un pozo que conecta la parte superior de la mastaba con la cámara funeraria donde descansa el sarcófago. Este pozo varía en función de la posición social del difunto. Cuanto más profundo, se asume que mayor sería su «estatus».
Materiales de las mastaba
Sobre la base del suelo, el edificio visible, señalando el sepulcro, estaba constituido esencialmente por paredes hechas de ladrillo de adobe apilado. Esto hacía que la tumba alcanzara las proporciones monumentales tan al gusto egipcio, sin embargo, era responsable de un mayor enfriamiento de su interior, lo que no permitía que el cuerpo sepultado se mantuviera seco. Como consecuencia, la humedad favorecía la descomposición del cuerpo que, según las creencias religiosas del Antiguo Egipto, era preocupante.
Se cree que la pirámide de Djoser en sacará fue inicialmente diseñada para ser una mastaba, aunque ya por sí misma original – sería totalmente construida en piedra. Esta mastaba fue siendo expandida, construyéndose gradualmente cinco troncos piramidales cada vez más pequeños, hasta quedar con la forma piramidal.
Pinturas murales
En todo Egipto hay miles de mastabas con una gran variedad de pinturas murales, algunas con valor artístico inestimable. Estas imágenes suelen representar actividades cotidianas en el antiguo Egipto. De este modo, estos monumentos funerarios se revelan una fuente importantísima de información sobre este período de la historia de la humanidad, en lo que respecta a la vida de las clases más modestas (aunque fueran tumbas de lujo de personalidades eminentes). Las pinturas que adornan las mastabas contrastan con las de las pirámides que representan, esencialmente, la vida en la corte y las actividades en el palacio del faraón.
Uso de las mastabas
Las mastabas se usaban a menudo como una tumba familiar. Por eso, a pesar de su antigüedad (incluso comparadas únicamente con la historia del Antiguo Egipto), continuaron siendo utilizadas como última morada de los descendientes del difunto que las había inaugurado. Así, remodelaciones posteriores conducen a la sustitución del ladrillo de barro original por la piedra caliza y a la perforación del pozo a diversas cotas, según la posición social de los sucesivos difuntos.
En el Museo del Louvre se puede visitar la capilla funeraria de la mastaba del noble Akhethétep, transportada desde la meseta de sacará a París.