La Ópera de Sídney es el edificio más famoso y reconocible en Australia. La construcción ha sido aclamada como una de las mayores obras maestras de la arquitectura moderna.
El movimiento moderno europeo llegó a Australia de la mano de Harry Seidler, un antiguo estudiante de Walter Gropius en Harvard University, pero la influencia germinativa de Seidler pudo proceder de un verano que pasó con Oscar Niemeyer en Brasil, en 1948. La casa Seidler (1947-1948) recibió mucha influencia del movimiento moderno brasileño, mientras que otra casa de Seidler, la casa Waks (19491950), fue una nueva versión de las villas de Le Corbusier de la década de 1920.
La Ópera de Sídney
Pero el proyecto que realmente catapultó a Sídney al escenario internacional fue la Ópera de Sídney (1957-1973) del danés Jørn Utzon, tras haber ganado el concurso internacional convocado al efecto. Ubicada al borde del agua, con la grácil curva del puente del puerto de Sídney como telón de fondo, el proyecto de Utzon consistía en una serie de cáscaras macladas que “flotan” en el aire sobre una vasta plataforma escalonada, y evocan simultáneamente imágenes de veleros que surcan la bahía y de virtuosismo tecnológico.
Apoyado sobre 580 pilotes levantándose hasta 25 metros sobre el agua, el proyecto original de Utzon estaba concebido como una serie de parábolas que, por necesidades de cálculo, se transformaron en parejas de triángulos esféricos de la misma esfera; las cáscaras definitivas de la Ópera de Sídney se hicieron con segmentos en forma de cuña de hormigón pretensado.
Las cáscaras están revestidas de losetas de cerámica blanca, y contienen cinco espacios de representación. Utzon estuvo trabajando en el proyecto de ejecución hasta 1965, momento en que renunció a dirigirlo. Pese a los múltiples problemas técnicos y económicos que generó la construcción, la fuerza evocadora de sus imágenes hizo que la Ópera de Sídney se convirtiera en el icono por excelencia de Australia, en un momento en que empezaban a utilizarse edificios de prestigio para realzar la imagen de una ciudad o región, tendencia que desde entonces no ha hecho sino acelerarse. Estos edificios “de prestigio” y uno no puede por menos que pensar en el Museo Guggenheim de Bilbao, de Frank O. Gehry estaban muy vinculados a la economía turística. Los edificios de prestigio también cambiaron el talante del movimiento moderno y proporcionaron nuevas formas de legitimidad y finalidad a escala global.
Patrimonio Mundial por la UNESCO
En 2007, fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial por la UNESCO, quien dijo ‘… representa múltiples hilos de creatividad, tanto en forma arquitectónica como en diseño estructural … es una de las obras maestras indiscutibles de la creatividad humana, no solo en el siglo XX, sino en la historia de la humanidad «.