Archigram fue una revista fundada en 1961 que adquirió fama rápidamente por sus ideas alternativas. Abreviatura de architectural telegram, Archigram estaba producida por los jóvenes arquitectos ingleses Peter Cook, David Greene, Michael Webb, Ron Herron, Warren Chalk y Dennis Crompton, a quienes se sumarían más tarde Colin Fournier, Ken Allison y Tony Rickaby. Si bien las colaboraciones reales entre esos arquitectos eran bastante esporádicas y difíciles, el programa de la revista proponía una visión holística de la ciudad y sus partes como un organismo viviente, fluido, pulsante y flexible. Cuestionaban la retícula establecida por Le Corbusier y, por medio de textos, collages y diseños tipo cómic, enfatizaban el uso de cualquier cosa que no fuera la escuadra y el cartabón, y se divertían curvando y retorciendo las líneas rectas de Le Corbusier.
Respondiendo a la cuestión planteada por Greene de que “la vivienda es un artefacto para llevar puesto y la ciudad una máquina para enchufar”, y usando brillantes colores, formatos no estándar, y un estilo de composición de “corta y pega”, Archigram mostraba un mundo de ciudades de ciencia ficción, tecnológicamente avanzadas, que andaban a cuatro patas, ciudades enchufables que podían ser apiladas y cambiadas como los cables en un enchufe, y ciudades instantáneas que podían nacer y germinar como flores de primavera en las manos de un arquitecto, crítico o admirador entusiasta.
Aunque la mayor parte de las estructuras de Archigram no eran construibles, la Kunsthaus de la ciudad austriaca Graz, construida por Peter Cook, con su amorfa forma azul en contraste con la arquitectura tradicional circundante, da una cierta idea de la estética y la emoción que puede generar. La obra de uno de los miembros del grupo Archigram, Mark Fisher, un estudiante de Peter Cook en la Architectural Association de Londres, adoptó el lenguaje y las imágenes de la cultura juvenil que estaba floreciendo en ese momento en Reino Unido y el extranjero.
Sus investigaciones sobre la tecnología de las estructuras hinchables le condujeron al Automat (1968), una estructura neumática sensible al usuario, que se sostiene por un sistema interno de arriostramiento a base de cables, que, unida a unos gatos de alta presión, permitía que la estructura se expandiese y contrajese en respuesta a los requisitos de peso del usuario. Fisher mejoró su Automat en su diseño del Dynomat, cuya superficie estaba controlada por una serie de válvulas, que también respondían a las interacciones del usuario. La estructura podía ser deshinchada, plegada y guardada en el maletero del coche.
En 1977, con ocasión de la próxima gira Animals del grupo de rock Pink Floyd, Mark Fisher recibió el encargo de diseñar unos codales hinchables para el escenario. En el proceso de diseño, Fisher creó el tema de dos iconos neumáticos altísimos. Para la primera actuación, Fisher también diseñó un hinchable para una familia “nuclear” con 2,5 niños. Pero el objeto hinchable más memorable de los creados por Fisher para la gira Animals fue la famosa serie del “cerdo volador”, unos cerditos que volaban sobre las cabezas del público, resoplando y, finalmente, explotando en lo alto, detrás del escenario de Pink Floyd.
A partir del éxito de la gira de Pink Floyd, Mark Fisher siguió desarrollando muchos de los escenarios de rock, incluso los espectáculos audiovisuales de Pink Floyd, The Wall y The Division Bell, y la Exposición Internacional de Lisboa de 1998.