Los ladrillos refractarios son para la arquitectura y la construcción, en general, algo así como la piedra filosofal, la base de la historia y desarrollo de la industria.
Desde el punto de vista filosófico, el ladrillo se constituyó en el signo evolutivo más importante de la evolución humana y un punto de inflexión en nuestra naturaleza.
Cuando el hombre dominó el arte de mezclar arcilla con agua y formar un rectángulo de medidas perfectas. Luego, cuando descubrió que ese poliedro podía quemarse al fuego y multiplicar su resistencia…¡El mundo cambió!
Podríamos pensar que ese momento es similar al momento en el que la primera rueda rodó o cuando la primera llama surgió de dos piedras que chocaron.
Lamentablemente, el ladrillo no ha ocupado el sitial de honor social que merece.
Su mera existencia ha transformado a la humanidad y ha permitido que el ser humano pudiera sentar las bases que han permitido su desarrollo.
Las computadoras, coches eléctricos o apps móviles no hubieran sido posibles sin este simple elemento ligero, resistente y eterno.
La arcilla cocida no se descompone, no se desgasta y puede repartir el peso de modo de soportar miles de toneladas en una forma perfecta.
Pero además, se puede mezclar con elementos que multipliquen su capacidad de resistir las altas temperaturas y que le añada flexibilidad térmica.
La arcilla en combinación con algunos metales y minerales, puede soportar temperaturas que derriten a los metales más duros. Lo que lo convierte en un elemento de increíbles potencialidades constructivas y utilitarias.
Veamos todo lo referente a este noble elemento arquitectónico, la unidad perfecta de construcción: Los ladrillos refractarios.
¿Qué es un ladrillo refractario?
Un material refractario tiene como características principales su alto coeficiente de elasticidad térmica, con alta resiliencia y con puntos de fusión muy elevados.
Los vidrios y cerámicas refractarias son capaces de soportar temperaturas de miles de grados Celsius y aun así permanecer indemnes.
Por otro lado, sus moléculas de su estructura adquieren una capacidad adaptativa fenomenal y que les permiten adaptarse a los cambios bruscos de temperatura. Esta capacidad, le permite a los ladrillos refractarios asumir temperaturas cambiantes en cientos de grados sin fracturarse o colapsar.
Esto ha sido la principal capacidad física explotada para la fabricación de ladrillos refractarios y lo que ha multiplicado exponencialmente su capacidad..
La capacidad refractaria de los ladrillos refractarios los ha convertido en ignífugos y, prácticamente, indestructibles.
Ladrillos refractarios se han diseñado con la capacidad de soportar altas temperaturas en diferentes aplicaciones.
Sin embargo, esta capacidad de resistencia se combina con una muy baja conductividad térmica, lo que permite ahorrar energía.
La baja dispersión calorífica permite que el calor pueda contenerse y no ser conducida de manera desordenada desde la fuente de calor.
Es decir, ante una fuente de calor, los ladrillos refractarios pueden mantenerse fríos al tacto hacia su otro extremo sin que esto reste su capacidad de contención térmica.
Los ladrillos refractarios se usan en aplicaciones con extrema carga mecánica, química y térmica por su alta capacidad de absorción térmica y abrasiva.
Su forma poliédrica, el espesor, pero por sobre todo, la constitución de sus materiales interiores, le dan al ladrillo refractario su máxima capacidad constructiva.
¿Cómo se hacen los ladrillos refractarios?
La fabricación de ladrillos refractarios varían de acuerdo a su utilidad posterior, es decir, de acuerdo al uso al que estén destinados.
Dependiendo si estarán destinados a hornos, calderas, chimeneas o de uso constructivo como edificaciones ignífugas. Veamos los principales tipos:
- Ladrillos ácidos: Estos ladrillos se fabrican con una base de arcilla de sílice, y elementos refractarios de la arcilla y la alúmina.
La alúmina previene que el ladrillo se deforme durante él enfriando y tenga una dilatación innecesariamente superior al enfriado.
- Ladrillos neutros: A estos ladrillos se les añade un alto componente de óxido de cromo. El objetivo es soportar la corrosión y los cambios bruscos de temperatura. Se fabrican para resistir a la vez altas temperaturas y elementos químicos corrosivos.
- Ladrillos básicos: Al combinar óxido de calcio con magnesio, la arcilla adquiere una mayor capacidad refractaria pero en un grado menor a los dos anteriores.
Sin embargo, a diferencia de los ladrillos ácidos o neutros, pueden soportar de gran manera la compresión, por lo que se usan mayoritariamente en construcción.
Usos del ladrillo refractario
El uso de los ladrillos refractarios es prácticamente infinito.
No obstante, su proceso de fabricación que requiere de la combinación de algunos ingredientes costosos, eleva su precio de venta.
Por lo tanto, aunque pueden ser utilizados en cualquier tipo de construcción, por lo general, se usan para aplicaciones más específicas.
Se destinan para usarse en instalaciones que requieren de altas temperaturas y que necesitan una mayor flexibilidad térmica.
Por otro lado, se utilizan para instalaciones que serán sometidas a la exposición de productos químicos normalmente corrosivos a otros materiales corrientes.
Los mayores usos de los ladrillos refractarios son:
- Construcciones de edificaciones con índice ignífugo
- Calderas
- Hornos caseros, comerciales e industriales
- Incineradores, hornos crematorios y columnas ígneas
- Chimeneas domésticas, comerciales e industriales
- Parrilleras, barbacoas o cocinas rústicas
- Estufas, calderas o tanques de fusión
- Tanques de químicos, mezcla y contención
- Industria química, petroquímica y agroindustrial
- Silos, contenedores y depósitos de riesgo
Características más destacadas del ladrillo refractario
La principal definición del ladrillo refractario es su enorme capacidad para soportar la exposición a altas temperaturas.
Puede resistir la exposición a temperaturas superiores a los 1500º C. Por lo general un ladrillo cocido regular, colapsa a los 700º C, por lo que el ladrillo refractario, prácticamente duplica su capacidad regular.
Los ladrillos refractarios no tienen porosidad, por ello no son conductores del calor. Esto le permite tener dos temperaturas de contacto diferentes en sus caras.
La cara expuesta al calor puede estar cientos de grados más altos que la contraria.
Esta falta de porosidad, le permite tener una menor propensión a la desintegración por la exposición al calor extremo.
El color de los ladrillos refractarios no lucen de manera natural el característico color rojizo del ladrillo común.
Más bien, tienen un color blancuzco que se corrige con el añadido de colorantes para fines netamente comerciales y que no afecta sus propiedades.
Es un aislante perfecto, un material de seguridad innato y con una capacidad de conducción del calor nula.
En edificaciones seguras, se emplean elementos refractarios como soporte estructural principal de pilares y principales muros de carga.