El deconstructivismo es un movimiento perteneciente a la arquitectura contemporánea y fue desarrollado para oponerse a la racionalidad ordenada del modernismo. Su estilo no lineal y su desafío a las formas simétricas impulsaron la creación de edificios con una apariencia visual única.
La aparición del deconstructivismo se remonta a principios de la década de 1980, pero solo empezó a crecer realmente en los años 90. El nombre de este movimiento de arquitectura posmoderna proviene de la «deconstrucción«, una forma de análisis literario liderada por el filósofo Jacques Derrida. Inicialmente, los arquitectos que diseñaron edificios deconstructivistas se negaron a etiquetar su trabajo como un estilo o movimiento arquitectónico. Según ellos, su enfoque simplemente contradecía el de la arquitectura moderna y, como tal, rompía completamente con la historia, la sociedad, los lugares y las tradiciones tecnológicas o tecnológicas.
Características del deconstructivismo
A pesar de la negativa de sus fundadores a ser clasificados como un movimiento arquitectónico, los edificios diseñados con esta perspectiva comparten una serie de características similares:
- La oposición del racionalismo al modernismo
- Volúmenes fragmentados
- Rechazo de la simetría y geometría euclidiana
- Falta de armonía
- Linealidad y continuidad
- Uso de líneas rectas o planas y volúmenes irregulares
- Desproporcionados que han sido desgarrados o destrozados, ausencia de ángulos rectos
- Uso de materiales nobles y relativamente ligeros
- Capacidad para cambiar la forma habitual en que percibimos el espacio.
El deconstructivismo se basa en el principio de «inventar lo imposible«. Situado dentro de la ola posmoderna, rompe con las normas estructurales de los edificios clásicos y se aleja de los principios arquitectónicos elementales. Al incluir procesos de diseño no lineales en los edificios y favorecer la fragmentación, el deconstructivismo expresa una forma de caos controlado. Los edificios parecen fuera de lo común, llaman la atención de inmediato y a veces crean una sensación de extrañeza. En el deconstructivismo, las formas y estructuras distorsionadas no se reservan solo para la fachada exterior del edificio. Los diseños deconstructivistas desestabilizan también los elementos interiores, favorecen el minimalismo y juegan con las percepciones de las personas al inyectar un toque futurista.
Varios arquitectos que fundaron el movimiento se hicieron más conocidos durante la exposición de Arquitectura Deconstructivista de 1988. Este fue el caso de Peter Eisenman, Bernard Tschumi, Rem Koolhaas, Zaha Hadid, Frank O. Gehry, Daniel Libeskind y la agencia Coop Himmelb(l)au. Estas importantes figuras diseñaron numerosas obras famosas. Entre ellas, el Museo Guggenheim de Bilbao (Franck O. Gehry), el centro cultural Heydar Aliyev en la capital de Azerbaiyán imaginado por Zaha Hadid y el Museo Judío