La Zonificación en un proyecto arquitectónico se define como un análisis que nos permite determinar los parámetros a respetar para construir un proyecto en un lote, ubicando correctamente los espacios del proyecto según las necesidades. Una vez que hemos analizado el sitio y contamos con el programa de necesidades y los diagramas, podemos decidir en qué lugar del terreno ubicar cada uno de los espacios, teniendo en cuenta sus diversos requerimientos y las ideas rectoras. Es decir, iniciaremos una zonificación.
La zonificación es un proceso de planificación y diseño que implica dividir un espacio o terreno en zonas específicas, cada una destinada para diferentes usos o funciones. Este proceso es fundamental en la arquitectura y el urbanismo, ya que permite organizar de manera eficiente el espacio construido, atendiendo a criterios como la funcionalidad, la accesibilidad, la privacidad, la seguridad y la sostenibilidad. La zonificación busca optimizar el uso del espacio, mejorar la calidad de vida de los usuarios y asegurar la coherencia y armonía del diseño general del proyecto.
Zonificación en arquitectura:
- Uso del Suelo: Define las áreas destinadas para residencias, comercios, industrias, espacios verdes, servicios, etc., estableciendo un equilibrio entre las necesidades habitacionales, laborales y recreativas.
- Intensidad del Uso: Regula la densidad de ocupación del suelo, como el número de unidades habitacionales por hectárea o los metros cuadrados de construcción permitidos, para prevenir la sobrecarga de infraestructuras y servicios.
- Accesibilidad y Circulación: Planifica la disposición de vías, accesos y conexiones entre diferentes zonas para facilitar el movimiento de personas y vehículos, considerando también la accesibilidad para discapacitados.
- Privacidad y Seguridad: Separa zonas privadas de públicas y define áreas seguras, limitando la exposición y el acceso no deseado para proteger la intimidad y la seguridad de los usuarios.
- Sostenibilidad y Medio Ambiente: Promueve prácticas que minimizan el impacto ambiental, como la conservación de áreas verdes, la gestión del agua y la integración de energías renovables.
La zonificación se basa en un análisis detallado del sitio, teniendo en cuenta factores como el clima, la topografía, el contexto urbano o rural, y las normativas locales. El resultado es un proyecto que no solo cumple con las necesidades funcionales y estéticas, sino que también respeta el entorno y contribuye al bienestar de sus usuarios.
Al zonificar vamos definiendo la ubicación de las diferentes zonas y los espacios de cada zona en el terreno. Al hacerlo, tomamos en cuenta la orientación, las circulaciones y flujos y los remates visuales.
Decidiremos, según el estudio de los flujos peatonales y vehiculares, por dónde será el ingreso principal, por dónde quedará el espacio de recibo, hacia dónde deberán dar los servicios, en dónde quedarán los espacios principales, cuáles serán las principales circulaciones etc.
Para ubicar cada espacio debemos jerarquizar, priorizar, tomar decisiones según el conocimiento que tenemos de las necesidades a resolver. La zonificación en arquitectura se hace en la misma escala en que está dibujado el terreno. Muchas veces es útil auxiliarse de papeles cortados con áreas similares a las que requiere cada ambiente, papeles que se van colocando sobre el dibujo del terreno.
Hay diversas posibilidades de ubicar un espacio en un terreno y la zonificación inicial seguramente no será exactamente la misma del diseño final, pero es una forma de ir haciendo avanzar nuestro trabajo.
Al zonificar, pensaremos en los recorridos de las personas; qué observarán; qué verán al fondo, cuál será el punto al cual dirigirán sus miradas. Esto es importante ya que definiremos recorridos y estos deberán ser agradables, lógicos, interesantes.
En la zonificación surge la creatividad del arquitecto ya que hay muchas formas de zonificar los espacios y debemos ir tomando decisiones, eligiendo alternativas. En esto influyen nuestras ideas sobre cómo quisiéramos que se vea el lugar, cómo quisiéramos modificarlo, alterarlo; tienen mucha importancia los deseos de los futuros usuarios y nuestros propios deseos, gustos y recuerdos.
Generalmente el terreno, el clima, la vegetación, los alrededores e, incluso, accidentes fortuitos nos dan ideas para la zonificación. Al zonificar, iremos imaginando muchos aspectos del edificio, tendremos una vaga idea sobre su volumen, su forma y proporciones, tendremos algunas ideas rectoras.
Desearemos, por ejemplo, que no se corte ninguno de los árboles existentes, que se aprovechen determinadas vistas, que la edificación no sea triste ni monótona, que esté muy bien iluminada y ventilada, que no se parezca a algunos edificios que nos desagradan, que sea algo fuera de lo común, admirada por todos. Pero la forma la iremos perfilando poco a poco, a través de sucesivos tanteos, que irán resolviendo incontables requerimientos.
Tipos de Zonificación
La zonificación, tanto en arquitectura como en urbanismo, constituye una herramienta fundamental para la planificación y el diseño urbano y arquitectónico. Su aplicación asegura una distribución espacial coherente y eficaz, que atiende a criterios de funcionalidad, eficiencia y bienestar social. Este concepto se articula a través de dos categorías principales: zonificación urbana y zonificación arquitectónica. Ambas categorías, aunque distintas en su escala y enfoque, son complementarias al momento de organizar y definir el uso del espacio, desde la macroescala de las ciudades hasta la microescala de los edificios individuales.
Zonificación Urbana
La zonificación urbana se enfoca en la organización de grandes áreas urbanas. Su propósito es ordenar el territorio de acuerdo a diferentes usos y funciones, tales como residenciales, comerciales, industriales, y áreas verdes, entre otros. Esta división busca promover un desarrollo urbano equilibrado, donde cada zona cumple un papel específico dentro de la estructura general de la ciudad, contribuyendo a la eficiencia del transporte, la reducción de la congestión vehicular, y la mejora de la calidad de vida de los habitantes. La zonificación urbana también tiene un papel crucial en la protección del patrimonio, la conservación del medio ambiente y la gestión de recursos, al limitar ciertas actividades en áreas sensibles o de especial interés.
Zonificación Arquitectónica
Por otro lado, la zonificación arquitectónica se centra en la distribución de espacios dentro de un edificio, considerando su función, accesibilidad, y relación entre las diferentes áreas. Este tipo de zonificación es esencial para garantizar que el diseño arquitectónico responda adecuadamente a las necesidades de los usuarios, optimizando el flujo de personas, la iluminación natural, la ventilación, y la seguridad. La zonificación arquitectónica permite crear ambientes que favorecen la interacción social, al tiempo que aseguran privacidad y tranquilidad en áreas destinadas a la concentración o el descanso.
Ambas formas de zonificación, urbana y arquitectónica, son esenciales para el desarrollo sostenible de nuestras ciudades y edificaciones. La zonificación urbana establece un marco macro para el crecimiento ordenado y racional de las ciudades, mientras que la zonificación arquitectónica se enfoca en el detalle y la calidad del espacio interior. Juntas, estas estrategias de zonificación contribuyen a crear entornos más habitables, eficientes y sostenibles, donde el diseño espacial se alinea con las necesidades humanas y los objetivos de desarrollo a largo plazo.