El islamismo surgió con la Hégira de Mahoma en 622 y se convirtió en una religión que tuvo gran difusión por el norte de África, llegando a Europa con la conquista de la península ibérica y con la zona de los Balcanes tras la caída del Imperio bizantino.
Al principio, el arte islámico presentaba gran unidad reflejada en el uso de la caligrafía, un tipo de escritura común en todo el mundo islámico. Con el paso del tiempo, el islamismo se dispersó por gran variedad de pueblos mezclándose con diferentes culturas y ofreciendo numerosas manifestaciones y variantes estilísticas en el arte según la región donde se produjera.
Para la mayoría, el mundo musulmán durante el período medieval (900-1.300) significaba las cruzadas. Si bien este periodo estuvo marcado, en parte, por la lucha militar, también es abrumadoramente una era de intercambios pacíficos de bienes e ideas entre Occidente y Oriente. La principal expresión del arte islámico se vio en la arquitectura, ya que existía una prohibición por parte de la iglesia de realizar imágenes figurativas lo cual supuso una seria traba para la pintura y la escultura.
La dinastía selyúcida que controló el resto del imperio desde 1.081 hasta 1.307 fueron grandes partidarios de la educación y las artes y fundaron varias madrasas, o escuelas, importantes durante su reinado. Las mezquitas congregaciones que erigieron comenzaron a utilizar un plan de cuatro iwán donde incorporaban cuatro inmensas puertas con forma de arco en punta (iwáns) en el centro de cada pared de un patio.
Arquitectura
Durante el inicio de este periodo se enfatizó en la importancia de la arquitectura del palacio. Las mezquitas eran encargadas por la realeza y todos los aspectos de su decoración eran del más alto calibre, desde minibares de madera tallados con gran experticia (donde el líder espiritual guía las oraciones dentro de la mezquita) hasta lámparas de metal hechas a mano.
Antes del siglo XIII, en lo que sería Egipto, Siria, Iraq y Turquía, casi todas las mezquitas seguían el llamado plano árabe el cual incluía un gran patio y una sala de oración hipóstila.
En la arquitectura islámica, se destacó el uso del arco apuntado. Entre el 711 y 1492 se usó el arco de herradura en la península ibérica, como herencia del arte visigodo. El arco apuntado se usaba en superposiciones y entrecruzamientos dando paso al surgimiento del arco lobulado, usualmente de 3 o 5 lóbulos.
Las bóvedas que se utilizaban eran las de gallones o las de crucería (conformadas por el cruce o intersección de dos bóvedas de cañón apuntado). Debido a la prohibición en la realización de imágenes iconográficas de escenas religiosas, el arte de la decoración ornamental en la arquitectura floreció con gran relevancia.
Se realizaba la yesería, alabastro, mármol, mosaico o pintura, que era de signo abstracto, con motivos epigráficos, vegetales o de lacería. Este tipo de decorados islámicos es muy fácil de identificar, ya que lucen muy elaborados casi al punto de ser exagerados en el detalle.
La principal tipología de los lugares de culto islámico fue la mezquita que consistía de las siguientes partes:
- Patio o sahn.
- Torre o alminar.
- Sala de oración o haram.
- Fondo o quibla.
- Capilla o mihrab.
- Área con arquerías o macsura.
Unos de los principales referentes de mezquitas de la época son: la de Damasco, la de la Roca y alAqsa de Jerusalén, la de Samarra, la de Ibn Tulun en Egipto, la de Isfahán, la de Tamerlán en Samarcanda y la Mezquita Azul de Estambul.
En el área de al-Andalus (península ibérica y de la Septimania que estaba bajo el poder musulmán durante la Edad Media), la arquitectura islámica floreció durante el emirato de Córdoba (756-929), donde heredaron las formas hispano-romanas y visigodas usando el arco de herradura, encerrado en alfiz, con la alternancia de sus dovelas en color rojo y blanco como se ve en la Mezquita de Córdoba.
Durante el periodo Mamluk, o mameluco, (1250-1517), donde los esclavos turcos que sirvieron como soldados para el sultanato ayyubí se revelaron y ascendieron al poder, el Cairo se convirtió en la capital artística y económica del mundo islámico. El período vio una gran producción de arte y arquitectura, particularmente aquellos encargados por los sultanes reinantes.
Los mamelucos construyeron innumerables mezquitas, madrasas y mausoleos que estaban amueblados y decoradas con piezas de exquisito diseño. Pintura Debido a la prohibición (con el fin de evitar la idolatría), la pintura consistía de decorados de tipo ornamental, con motivos abstractos o geométricos.
Las pequeñas expresiones pictóricas se encontraban en un segundo plano en miniaturas o en frescos como motivos decorativos. En los templos religiosos, la pintura se reduce a la epigrafía.
En el mundo islámico, la caligrafía era considerada un arte. Los suras del Corán eran palabras divinas.
Escultura
El marfil fue uno de los materiales más usados para la fabricación de pequeños objetos como cajas de lujo o cofres. Uno de los referentes más importantes es la caja de Píxide de Al-Mughira, toda una obra maestra decorada con escenas figurativas que son difíciles de interpretar.
Durante el periodo Mamluk, los objetos decorativos, en particular los trabajos en vidrio, se hicieron famosos en todo el Mediterráneo. El imperio se benefició del comercio de estos bienes económica y culturalmente, ya que los artesanos mamelucos comenzaron a incorporar elementos obtenidos del contacto con otros grupos. Poco a poco creció el comercio con China y los mamelucos iniciaron la producción de las cerámicas azules y blancas como imitación de la porcelana típica del lejano oriente.