La palabra función significa la capacidad de acción que tienen los seres vivos y las máquinas e instrumentos. Se dice que algún objeto funciona cuando es útil y cómodo, cuando cumple el fin para el cual fue hecho. Un edificio debe servir para satisfacer las necesidades de las personas que lo van a utilizar.
Un edificio cumple adecuadamente su función cuando su forma y sus espacios permiten a los usuarios desarrollar adecuadamente sus actividades.
Los espacios se diferencian de acuerdo a las distintas funciones que ellos cobijan y deberán tener la forma y las dimensiones necesarias para el desarrollo de las actividades que en ellos se llevarán a cabo, deberán alojar bien los muebles, equipos y todos los implementos que los usuarios necesiten, serán ventilados, iluminados, asoleados y tendrán las condiciones térmicas y acústicas que se requieran. Un edificio generalmente tiene diferentes zonas de acuerdo a las funciones que en él se realizan. Por ejemplo, en una vivienda podemos identificar la zona social, la zona íntima y la zona de servicios. Estas se relacionan entre sí y deben estar conectadas de manera apropiada. Los elementos que las relacionan son vestíbulos, escaleras, pasillos, etc.
Un edificio funciona adecuadamente si los flujos y las circulaciones han sido bien estudiados para que las personas se trasladen de un lugar a otro sin interrumpir ni estorbar las actividades que otros realizan, ni chocar con los muebles o máquinas. Para ello es muy importante ubicar correctamente las puertas o aberturas de las habitaciones de manera que se formen circulaciones claras que no crucen las habitaciones dividiendo los espacios y afectando su uso.
Es también necesario evitar que las hojas de las puertas o ventanas molesten a los usuarios cuando estén abiertas y evitar que formen espacios inútiles detrás de ellas. Las gradas y las escaleras deben estar ubicadas de tal manera que no impidan el buen desarrollo de las funciones.
Es necesario pensar siempre en la comodidad de acceder a ellas, tanto para subir como para bajar. Debemos tener mucho cuidado de que las gradas se vean claramente para evitar accidentes. Son particularmente problemáticas las gradas cercanas a puertas. Estas deben alejarse de las hojas de las puertas para que las personas las vean claramente al abrir la puerta y tengan espacio para pararse cómodamente antes de iniciar la subida o el descenso porque si las personas van distraídas podrían caerse.
Para que un edificio funcione adecuadamente es necesario estudiar las dimensiones de las personas y de los muebles o equipos. Es decir, debemos hacer estudios antropométricos y ergonométricos que nos lleven a determinar los tamaños adecuados de los espacios según las actividades que en ellos se realizarán.
Las necesidades del edificio
El edificio debe satisfacer adecuadamente las necesidades de todos los usuarios y no debemos olvidar a las personas que tienen alguna discapacidad. Dichas personas tienen derecho, como cualquier otro ser humano, a disfrutar de los espacios arquitectónicos. Esto implica dotar a los edificios de facilidades para que las personas con necesidades especiales los puedan usar. Un edificio debe proteger a los usuarios; protegerlos de las inclemencias del clima, de los insectos, del polvo, del hollín, de los ladrones, de las miradas de otras personas, de los ruidos, olores, etc.
Todo edificio debe brindar condiciones de tranquilidad a sus usuarios y esto se logra en función. Debe ofrecer vistas agradables, colores y texturas que ayuden a su bienestar. Un buen diseño arquitectónico hace que las personas se sientan protegidas, pero no encerradas, hace que se sientan libres. Sabíamos que para colaborar con el bienestar de las personas era necesario diseñar espacios confortables, pero hace apenas unas décadas se han hecho algunos descubrimientos científicos que nos indican cómo repercute el confort en la salud de los seres humanos y por ende la gran responsabilidad que tenemos los diseñadores.
Nuestro organismo produce gran cantidad de compuestos bioquímicos de vital importancia para el equilibrio físico y psíquico. Entre los descubrimientos más importantes en este campo, realizados a finales el siglo XX, están las encefalinas y, entre ellas, las endorfinas que tienen relación directa con las sensaciones de bienestar o de confort.
La endorfinas
Las endorfinas juegan un importante papel neurotransmisor en el sistema nervioso central. Nuestros cuerpos sintetizan las endorfinas cuando tenemos sensaciones placenteras. Se ha descubierto que la capacidad de recuperación de los enfermos está relacionada con el flujo de endorfinas. Estos compuestos fueron descubiertos en 1975 por John Hugues y un equipo de investigadores de Aberdeen.
Nuestros estados de ánimo están estrechamente ligados con el equilibrio y el flujo de endorfinas. El bienestar ocasiona que nuestro cuerpo sintetice endorfinas, las que se encargan de equilibrar el tono vital y ayudan al conjunto de defensas del organismo, es decir, a la inmunidad general.
Un diseño que produce bienestar hace que nuestro cerebro emita mensajes bioeléctricos que se encargan de estimular la formación de endorfinas, sustancias que ayudan a que tengamos una buena salud.
Si estamos incómodos en el interior de una habitación, por ejemplo, si está mal ventilada y es muy calurosa o si no tenemos una vista agradable, si no hay armonía entre los colores de sus paredes o si las proporciones de la habitación son desagradables o corre una corriente de aire frío que nos fastidia, sentiremos molestias que bloquearán el sistema de secreción de endorfinas.
Al contrario, si nuestras diversas sensaciones son de bienestar, si nos agrada la temperatura existente, si hay olores y sonidos placenteros e incluso si nuestros pensamientos son agradables, se producen en nuestro cerebro mensajes bioeléctricos que se encargan de estimular la formación de endorfinas que protegen nuestra salud.
Las imágenes y sensaciones positivas estimulan la creación de endorfinas mientras que las negativas las inhiben. La arquitectura que hace que las personas se deleiten al mirarla, que se sientan cómodas al utilizarla, que transmitan sensaciones de seguridad, de relajamiento, confianza, bienestar y optimismo, hacen que nuestro cerebro emita mensajes bioeléctricos que se encargan de estimular la formación de endorfinas. Es por eso que al arquitecturar afectamos directamente la salud de los seres humanos.
Como lograr la función en un proyecto
Algunos de los aspectos que debemos tomar en cuenta para lograr la adecuada función de las obras arquitectónicas y así colaborar a la buena salud de los seres humanos que las utilicen, son los siguientes:
- Antropometría y ergonometría.
- Escala humana.
- El diseño accesible.
- Iluminación natural y artificial.
- Asoleamiento y temperatura.
- Ventilación.
- Humedad y Precipitaciones
- Acústica.
- Accesos, circulaciones y flujos.
- Vistas.
- Protección de ruidos, olores, polvo, hollín, insectos, ladrones, miradas de otras personas, etc.
- Mobiliario y equipo.
- Instalaciones eléctricas, sanitarias, telefónicas y otras.
- Emergencias.
- Mantenimiento de los edificios.
- Los costos.
Entonces, la función en arquitectura tiene múltiples significados. Volviendo a Vitruvio, queda claro que la utilidad a menudo está relacionada con los otros valores centrales de durabilidad y belleza. Las funciones de uso o programa pueden cambiar con el tiempo, pero los buenos edificios pueden adaptarse a nuevos tipos de usos, prolongando su utilidad y durabilidad. Y si una obra de arquitectura se considera hermosa o al menos agradable, entonces sus propietarios y usuarios tendrán más probabilidades de cuidarla a través de las generaciones, extendiendo nuevamente su vida funcional.
Uso y función del usuario.
La función puede referirse a los usos y actividades previstos. En resumen, esto es lo que los arquitectos llaman programa. Es el lado humano de la función, operando de adentro hacia afuera. El proceso de diseño de Omrania comienza escuchando las necesidades de cada cliente. La ubicación, la forma y las características de un edificio deben reflejar su uso previsto, y las personas que lo usan, al tiempo que permiten futuras adaptaciones o mejoras.
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Función técnica
Los sistemas estructurales y mecánicos son cruciales para la función de la arquitectura. Estos sistemas a su vez responden a las limitaciones del sitio, el programa y las tecnologías de construcción disponibles. Los arquitectos deben tener una comprensión clara de los procesos físicos que sustentan la construcción y operación del edificio. Es por eso que Omrania adopta la tecnología y la innovación en el diseño, uniendo arquitectura con supervisión de ingeniería y construcción. La compañía tiene buena práctica en la optimización de la funcionalidad técnica.
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Función ambiental.
La función arquitectónica también puede considerarse desde afuera hacia adentro, como una respuesta al entorno y al contexto. El sistema de cerramiento de un edificio actúa para modular los efectos del sol, la lluvia, el polvo y otros elementos. Una envolvente sofisticada del edificio puede reducir la cantidad de energía necesaria para mantener un interior confortable y reducir los costos de mantenimiento del propietario. En este sentido, el diseño funcional se alinea con el diseño sostenible.
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Función económica.
Un edificio funcionalmente óptimo es una buena inversión tanto para grandes organizaciones como para propietarios individuales. Con los intereses económicos a largo plazo de nuestros clientes en mente, buscamos obtener materiales de construcción disponibles localmente, racionalizar el proceso de construcción, maximizar el espacio útil del piso, mejorar el rendimiento térmico, simplificar las actividades de mantenimiento y limpieza, y tomar otras medidas diseñadas para reducir los costos de por vida. e impulsar la eficiencia operativa. En este nivel, la función se traduce directamente a la lógica empresarial.
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Función simbólica.
Algunos tipos de funciones no pueden cuantificarse o expresarse en términos instrumentales, pero no pueden ignorarse. Este es el caso de los proyectos cívicos y culturales que están destinados a encarnar la historia, los valores y la identidad de una comunidad o una nación. Una embajada, por ejemplo, representa un estado a otro. Grandes espacios públicos y edificios religiosos sirven para unir a las personas y, por lo tanto, para hacer visible la idea de la unidad social.