El color: un método para dominar el arte de combinar colores [Betty Edwards]: Millones de personas han aprendido a dibujar siguiendo los métodos de la doctora Edwards expuestos en su best-seller Nuevo aprender a dibujar con el lado derecho del cerebro. Esta muy esperada guía, ofrece un método práctico para armonizar combinaciones de colores mediante el uso de técnicas probadas y perfeccionadas en los talleres intensivos de la doctora Edwards.
Mediante ejercicios ilustrados paso a paso con más de 125 imágenes, este libro ofrece una profunda comprensión de la estructura básica del color. Los ejercicios, destinados tanto a novatos como a pintores y diseñadores experimentados, le permitirán aprender a percibir cómo la luz afecta al color. Cómo se afectan mutuamente los colores. Manipular el matiz, el valor y la intensidad de los colores. Equilibrar el color en naturalezas muertas. Entender cómo se puede aplicar el significado psicológico de los colores a tu expresión única en color y a tu entorno.
El color en el planeta Tierra Color significa vida. En nuestras exploraciones de los planetas del sistema solar y sus muchas lunas, aún no hemos encontrado vida en ningún mundo del espacio, por lo tanto, el colorido de nuestro planeta, en especial el verde de la vegetación y el azul del mar, parecen ser únicos. Las partes de la Tierra en que abunda la vida, nuestros mares y selvas, bosques y llanuras, están a rebosar de colores naturales que deleitan los ojos y la mente. Incluso en zonas que carecen de colorido por que han sido despojadas de vida por desastres naturales o por maltrato humano, la naturaleza nunca se agota, como escribe el poeta inglés Gerard Manley Hopkins, y el color vuelve con renovada vida.
Es difícil imaginarse un mundo sin color. Sin embargo,gran parte del tiempo no le damos importancia en nuestra vida,lo damos por supuesto, tal como damos por supuesto el aire que respiramos. Particularmente en nuestras ciudades modernas, apenas notamos la fantástica abundancia e intensidad del color hecho por el hombre, tal vez porque, rodeados por tanto nos hemos acostumbrado a su pasajero placer. Gran parte de este mar de color no tiene una verdadera función aparte de la de atraer la atención. A diferencia de la naturaleza, donde cada color ha evolucionado gradualmente con el tiempo para satisfacer una finalidad utilitaria precisa, y a diferencia de la antigüedad, en que los colores caros, como el púrpura, estaban reservados para la ropa fina de los ricos y eran tan preciosos y significativos como las joyas, desplegamos el color a nuestro alrededor porque nos gusta, porque existe y porque podemos.
Los humanos modernos tenemos realmente millones de colores baratos a nuestra disposición. La decisión para pintar una pared, un letrero o una fachada puede ser tan despreocupada como «Ah, pintemos la amarilla (o púrpura, turquesa o verde claro)».
Al comprar ropa, por lo menos en la mayoría de las culturas occidentales, podemos elegir entre colores vivos, los que antiguamente eran inaccesibles y, más importante aún, «prohibidos» para cualquiera que no se contara entre los gobernantes más poderosos. Sin duda esta profusión de colores separados de su sentido y finalidad nos ha mellado la reacción primordial heredada a la importancia del color.No obstante, a su manera misteriosa, el color sigue importando. Nuestra herencia biológica, en un plano sublimi-nal tal vez, aún hace que sintamos atracción o repulsión hacia ciertos colores, para darnos información o aviso y para marcar.